¿CÓMO SANA EL TEMPE CUME?

     Primeramente explicaré la manera como se produce la mayoría de las apariencias de enfermedades: Veamos a un bebé gateando que agarra un florero de vidrio de una pequeña mesa, lo tumba y lo rompe. La madre llega en ese momento, le propina varios golpes acompañados de fuertes regaños. El bebé se queja, la madre lo vuelve a golpear y éste llora nuevamente. Ella le dice palabras ofensivas como: “Eres inservible”. “Eres un estorbo”. “Todo lo que tocas lo rompes”. El bebé no entiende conscientemente aquellas palabras pero las mismas quedan grabadas en su subconsciente.

     En la esencia del bebé suceden dos realidades: Primero, los golpes le producen dolor, por supuesto. Tales dolores desencadenan la producción de substancias bioquímicas venenosas que viajan por su columna vertebral a través de los neurotransmisores, alojándose en su parte vulnerable, creando allí, una alteración bioquímica-energética. Segundo, las palabras insultantes de la madre, también producen malestar, el cual viaja a su parte vulnerable por medio de los neurotransmisores, produciendo también, alteración bioquímica-energética. 

     El bebé es ahora un niño de cinco años. Camina con su madre por un parque disfrutando del paisaje. Ella se distrae y el niño se aleja. Cuando se percata, éste ya no está.  Angustiada, lo busca, no lo encuentra y se desespera. Después de tanto buscar lo halla jugando con otros niños. En un impulso, ella le propina varias bofetadas acompañadas de improperios. Y una vez más, se produce el intrincado proceso de producción y acumulación de substancias bioquímicas-energéticas venenosas en la parte vulnerable del niño. 

     Han pasado diez años. Nuestro protagonista es un joven. Camina por un parque... de repente se detiene sorprendido: Observa a una pareja que se besa. El joven se acerca más, y nota decepcionado y dolido que, quien se besa con otro joven es su novia. En ese momento siente un fuerte dolor en el estómago. ¡Cómo es posible que su novia lo esté traicionando! Por supuesto que se produce una escena de golpes e insultos. Y una vez más, sucede ese fatídico proceso de producción y alojamiento de substancias venenosas en la parte vulnerable del joven.

     Diez años después, el hombre es empleado en una importante compañía. Su jefe lo manda a llamar y le dice muy molesto: “No sé dónde tenía usted la cabeza cuando hizo este trabajo. Esto no sirve. Usted es un bueno para nada. Está despedido por negligente”. Y otra vez, sucede el mismo proceso fatídico en el organismo del hombre que ya hemos descrito.

     Años después este ser tiene una racha de problemas y pérdidas de diferentes empleos. Se queja de su mala situación, llora, denigra de su mala suerte y cree que su vida es pura pérdida. Cree que es un fracasado. Después se siente mal de salud, visita al médico y éste le diagnostica una apariencia de enfermedad terminal.

     Ahora analicemos los hechos: Tal enfermedad se fue gestando desde que era niño. Evidentemente, este era un ser débil emocionalmente, ya que permitió que todos los insultos, problemas y diferentes situaciones difíciles por las que pasó, le crearan una apariencia de enfermedad terminal.

     De niño grabó en su subconsciente las palabras incoherentes de su madre, que le decían “inservible”, “estorbo” y “pura pérdida”. Somatizó el contenido de tales expresiones y las arrastró en el transcurso de su vida, a tal punto de perder empleo, novia y salud. También se dejó afectar por todas las expresiones incoherentes que decían los demás de él, las aceptó, las hizo suyas y las manifestó en apariencia de enfermedad.

     Todos estos acontecimientos crearon a un ser sin autoestima, con muchos resentimientos y odios, temeroso de la vida y torpe. Esto hacía que no se creyera merecedor de las bendiciones de la vida e inconscientemente se auto castigaba. Se inmolaba en silencio y subconscientemente esperaba castigo. 

     Este hombre, de personalidad débil, dejó que en su inconsciente se grabaran todos los venenos psíquicos y bioquímicos, los cuales fueron degenerando sus células, a tal punto de crearle una apariencia de enfermedad grave.

     Ojo, no significa que todo aquel que es denigrado, golpeado, traicionado y destituido de un empleo, sufrirá de apariencias de enfermedades. Solo que este ser, así como existen otros seres, de personalidad débil, permitió que otros decidieran por él, aparte que, es evidente que él, se llenó de mucho resentimiento y odio hacia todo aquel que lo afectó. Porque alguien de personalidad fuerte, no permitiría que otras personas, ni el sistema, ni odios, ni resentimientos,  marcaran fatídicamente su vida.

       Ahora bien, ¿cómo puede el TEMPE CUME eliminar esa apariencia de enfermedad? Ya sabemos que somos espacio vacío y energía en un 99, 999%, por lo tanto, cuando realizamos los movimientos de esta técnica, nos convertimos en algo parecido a una antena receptora de estímulos electromagnéticos y energía que, penetran por el centro de la cabeza (neocortezas), llega hasta el cerebro medio, pasa por el cerebelo y, desde allí, viaja por la columna vertebral a través de los neurotransmisores y de los procesos bioquímicos del organismo. Luego hace un reconocimiento de las células con apariencias enfermas que, evidentemente, tienen frecuencias vibratorias bajas y, por ende, están inarmónicas.

     Esta información de estímulos electromagnéticos retorna nuevamente hasta el cerebelo, después hace una conexión con el cerebro medio y la glándula pituitaria para conectarse, instantáneamente, con la pineal y el hipotálamo. Luego crea una especie de explosión para llegar hasta el tálamo y el lóbulo frontal y, desde allí, se esparce hacia la totalidad de las neocortezas. Todo este proceso acontece en fracciones de segundos, donde, el cerebro triuno, determina cuales son las células enfermas para comenzar un proceso de eliminación de vibraciones bajas con el fin de crear otras de altas frecuencias. Así se regeneran las células y, por ende, se logra la sanación.

     Dicho más claramente, cuando hacemos TEMPE CUME, recibimos por la Neocorteza la energía sanadora que, por fracciones de segundos, hace un recorrido por todo el organismo para cambiar la información incoherente que ha gestado el ser humano en el transcurso de su vida.

     En el caso del niño que era insultado por la madre, empezará a cambiar la información venenosa que se produjo cuando recibía los insultos de su madre y de las otras personas (“Eres inservible”. “Eres un estorbo”. “Eres pura pérdida”). Así que antes y después de hacer TEMPE CUME, debe ayudarse expresando: “Yo Soy muy útil en esta vida”. “Soy necesario y hago falta en todas partes”. “Yo soy ganancia, y quien está conmigo también gana”.

     Asimismo necesita cambiar las grabaciones incoherentes que ha arrastrado durante toda su vida cuando su madre lo golpeaba, o cuando su novia lo traicionó, o cuando su jefe lo maltrató verbalmente. Este ser necesita asumir una posición digna y hacer un diálogo consigo mismo para decirse: “Es cierto que cuando mi madre me golpeaba e insultaba, me producía estímulos venenosos que fueron enfermando mi cuerpo, debilitando mi psique y emociones. Es cierto que esa realidad me creó carencia de autoestima y, por eso, atraje a mi vida, a una novia que me traicionara, a un jefe que me insultaba, y a personas que me menospreciaran. Claro, la gente me trataba mal porque yo mismo me agredía; me menospreciaban porque yo mismo me menospreciaba”.

     Después, ese hombre no debe asumir una actitud de víctima al decir, por ejemplo, “Pobrecito yo”, o “Que desdichada ha sido mi vida”, de ninguna manera. Ese ser, de manera consciente, sabe que vino a experimentar a este planeta, así que, debe hacerse la pregunta inteligente y digna: “¿Qué he aprendido de esas situaciones difíciles?”. Seguramente se responderá: “Todas aquellas personas que me maltrataron física y verbalmente, me estaban enseñando a valorarme. Así que les agradezco que hayan sido mis maestros y, hoy por hoy, ya no les guardo rencor. Así que me libero y los libero de este resentimiento. Hoy sé que esas experiencias me han hecho madurar y me han convertido en un ser digno, maduro, experimentado y dueño de mi vida” (Recomiendo mi libro El perdón ya no tiene razón de ser”, allí se explica el proceso de liberación de estos conflictos y traumas).

     Mientras hace este trabajo interno, continuará practicando TEMPE CUME y le aseguro que irá cambiando, poco a poco, o quizá, rápidamente, esas grabaciones de veneno en sus células y, por ende, sanará hasta de una apariencia de enfermedad terminal. Porque ciertamente, la mayoría de las apariencias de enfermedades se producen por albergar odios y resentimientos, y una vez liberados de ellos, la vida se torna suave, alegre, sana y nos liberamos del yugo donde la mayoría hemos caído. Al liberar la mente, también liberamos las emociones y, por supuesto, liberamos al cuerpo de apariencias de enfermedades.

     Es necesario que quienes practiquen TEMPE CUME para sanar de cualquier apariencia de enfermedad, aún de aquellas que llaman terminales, pueden eliminarlas completamente si hacen un trabajo similar al descrito anteriormente. La clave está en hacerse la pregunta mágica: ¿Qué aprendo de esta situación? Pero eso sí, sin sentirse ni víctima, ni culpable. Ya que existe una realidad substancial que está por encima de todo suceso incoherente: Nos hemos manifestado en esta Tierra para evolucionar, y la única manera para hacerlo es a través de las experiencias, tanto coherentes como incoherentes. Yo no he conocido a alguien que haya madurado sin pasar antes por experiencias difíciles, lo cual permite evolucionar. Negarnos esto, es sencillamente, negarnos a vivir. Igual pueden hacer otras personas que presenten variadas apariencias de enfermedades. 

     El proceso de sanación de esta técnica, se da a partir de tres tipos de métodos que ya hemos verificado con los cientos de personas que practican la técnica:

1.- La práctica disciplinada de TEMPE CUME, liberación de resentimientos y odios, más amor, fe y un trabajo de concientización de las diferentes experiencias en nuestra vida, da como resultado, la sanación.

2.- La práctica disciplinada de TEMPE CUME, liberación de resentimientos  odios, y amor, pero con DUDA-FALTA DE FE, da como resultado dos casos: A.- La práctica constante de TEMPE CUME, frenará el proceso de la apariencia de enfermedad, pero la sanación vendrá una vez que la duda desaparezca y se incremente la fe. B.- Aunque se practique la técnica de manera disciplinada pero persistiendo la duda y falta de fe, la persona tendrá que asistir al médico, bien sea para practicarse una operación u otras alternativas. El TEMPE CUME ayuda para que el proceso no sea traumático, sin embargo, tanto una operación como  cualquier otro procedimiento, rompen la fluidez de los meridianos energéticos, el cual se restablecerá con el tiempo, si se continúa con la práctica de TEMPE CUME.

3.- Cuando existe la práctica disciplinada de la técnica, más fe, pero hay ODIOS Y RESENTIMIENTOS, la apariencia de enfermedad podrá mejorar por cierto tiempo, pero la carga energética y los procesos bioquímicos que generan las actitudes de odios y resentimientos, afectarán fatídicamente a su portador, para empeorar la apariencia. En este caso, hasta tanto no exista la liberación de estos parásitos perversos, lamentablemente, la persona no sanará.

¿ES VERDAD QUE EXISTE
LA ENFERMEDAD KARMÁTICA?

     Puede suceder que una persona practique disciplinadamente la técnica del TEMPE CUME mientras profese amor, fe, sin odios ni resentimientos y, sin embargo, se le manifieste alguna apariencia de enfermedad. Seguramente nos preguntaremos: ¿Por qué se enferma esta persona si es un dechado de virtudes: no es conflictiva, es amable, amorosa, no odia a ningún semejante, entre otras realidades? ¿Será una apariencia de enfermedad que arrastra desde ciclos de vidas pasadas? ¿Será que en una vida pasada cometió asesinatos y ahora tiene que pagar con una apariencia de enfermedad, tales actos?

     Podríamos decir que sí puede existir esa posibilidad, pero si la persona se hace la pregunta mágica: ¿Qué aprendo a través de esta apariencia de enfermedad? Y al responder encuentra el objetivo del karma y aprende la lección, no tendrá que morir, sencillamente porque descubrió cuál era el objetivo del mismo. Allí lo trasciende y la apariencia de enfermedad desaparece.

     En todo caso, les puedo decir que yo no creo en apariencias de enfermedades karmáticas porque para eso somos hijos de Dios, que nos hemos manifestado para experimentar y hacer que nuestro libre albedrío funcione. Así que, no podemos cruzarnos de brazos a esperar fatídicamente que se cumpla ese cruel destino. Eso no puede ser, ya que en nuestra vida sucede lo que hemos decidido. Y si es necesario pasar por “un karma”, hagamos de él, la más maravillosa de las experiencias, siempre con dignidad y aceptación de tales hechos que, ciertamente, siempre tendrán su recompensa, bien sea, en cualquier nivel de Consubstancia y tiempo.

     Por otro lado, recordemos que todo ser escoge sus experiencias antes de nacer. Y si está en su libre albedrío de otro nivel de Consubstancia, la posibilidad de trascender cierto karma, lo hará. Y si escogió desde ese Nivel morir a través de cierto karma, evidentemente será así.

¿Y CUÁNDO UN NIÑO NACE CON UNA APARIENCIA DE ENFERMEDAD
TERMINAL, ES ESO UN KARMA?

     Cuando sucede este caso, el mayor aprendizaje es para los padres y familiares que para el niño. Un bebé que nazca con una apariencia de enfermedad terminal, evidentemente, estará enseñando a sus familiares el amor incondicional: Les está gritando que se unan más. Y es, por otro lado, una experiencia que escogieron todos, en otro nivel de Consubstancia antes de manifestarse en esta densidad. Ya es sabido que antes de nacer seleccionamos a nuestros padres, hermanos y los demás seres que interactuarán en nuestra vida, así como las experiencias por las que hemos de pasar. En tal caso, solo existen procesos que necesitamos experimentar para que nuestra Esencia continúe su proceso de crecimiento hacia nuestro Dios Interno.



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